“Cuando un hombre se deja manipular por una ideología, pierde su libertad y su personalidad”.
¿El venezolano será feliz en su desdicha? No ve que los años se
van sin dejar ninguna recompensa a su arduo trabajo, solo frustración y
desilusión.
El futuro del venezolano se le volvió muy corto, ahora
sólo piensan en el día a día, ellos se le van en largas colas donde lo único
que consiguen es rabia y humillación, y, en el trabajo ven pasar una jornada
que no les alcanzará para comprar algo para poderle sacar una risa a sus hijos.
No sé si es miedo o resignación al aceptar los abusos
del poder, el que lo alimenta con amenazas llenas de amor, paz y con más
necesidades de sumisión.
¿Dónde quedó ese venezolano luchador y aguerrido? ¿Será
qué se lo comió la cuarta o se perdió en las largas y arduas colas? ¿Quién dará el paso hacia adelante para
salvar a el país? No se puede seguir esperando al hombre del caballo que, con
su espada libertaria lograba resolverle los problemas a los que no les gustaba
esforzarse por solucionarlos.
¿Qué paso con el venezolano? Ese ciudadano amable y
atento, al que no le importaba de que partido era su vecino, al que le
interesaba sólo trabajar y, en la tarde compartir con sus amigos y familiares
el fruto de su honrado trabajo.
Hoy se ve a un venezolano muy diferente, lleno de
angustia al ver que su salario se lo comió un sistema que no lo deja
multiplicar y, sus ingresos y ahorros se desaparecen en un supermercado que lo que
ofrece es carestía y desolación.
¿Qué paso con el venezolano? Ese hombre libertario que
no permitía que ningún extranjero violará sus derechos y, mucho menos que
llegará a mandar en casa ajena… Me niego a creer que una doctrina proveniente
del Caribe lo vuelva sumisos y esclavos de sus propios miedos.
¿Dónde está ese venezolano que en su pecho no cabía la
envidia, el odio ni el rencor, donde está ese venezolano noble, honrado y
cariñoso que sólo pensabá en el bienestar de su familia y del país?
¿Se volvería el venezolano en un “Robinson Crusoe” que
vivió 28 años perdido en una isla adaptándose a situaciones nuevas y a penurias
que él nunca imagino, y que en su soledad pensaba lo siguiente?
“Me urgió a que me fijara y me diera cuenta de que los
estados superiores e inferiores de la humanidad siempre sufrían calamidades en
la vida, mientras que el estado medio padecía menos desastres y estaba menos
expuesto a las vicisitudes que los estados más altos y los más bajos”. El venezolano no puede repetir la escena cuando
Robinson caminaba por la playa con las manos en alto y totalmente absorto en la
contemplación de su salvación, haciendo gestos y movimientos que no puedo
describir.
No se puede seguir siendo parte de una novela que muy
pocos la escriben a su antojo.
Los venezolanos nacieron para grandes cosas y no para
vivir bajo el yugo de ambiciosos socialistas que sólo quieren ver sus arcas
llenas, sin importarle el hambre ni el trabajo por el que está pasando el ciudadano de a pie.
“No bajemos más la cabeza, porque el tirano solo
terminará fundiéndonos los deseos de libertad”.
Luís Córdoba Reyes
No hay comentarios.:
Publicar un comentario