“El miedo y la necesidad son una formas de
manipulación al ingenuo ciudadano”.
Todos en Venezuela se preguntan qué estará pasando;
porque los motivos que dieron pie a que sucediera el Caracazo fueron mucho menos de lo que están
viviendo en este momento. La respuesta es muy sencilla, en ese tiempo el venezolano
era libre y no sufría de la manipulación ni el control que tienen ahora, desde 1998
Venezuela se dividió en dos sectores que son muy bien conocidos; el OFICIALISMO
y la UNA FALSA OPOSICIÓN, cada uno de ellos cuenta con sus líderes, su forma de
pensar y de actuar unos con su comunismo y los otros con el socialismo bueno.
¿Pero cuál es la pócima qué hace que vivan cómo zombies ?
Los controles de cada sector son muy bien conocidos y
a la vez respetados por sus seguidores.
EL OFICIALISMO ; su forma de manipular es la necesidad
creada, cuenta con un sector de la sociedad que pasa trabajo y sus recursos
económicos son muy escasos por lo cual le resulta muy fácil de manejar, a eso le
agregamos las promesas del régimen prometiéndoles mejorar hasta su modo de
caminar y llenándoles el estomago de dadivas y odio.
La OPOSICIÓN; su forma de manipular es el miedo, este
sector estaba compuesto por una clase media o más pudiente que ya no existe,
pero que aun sigue manipulada con los tema… no pise el peine, somos democráticos,
la violencia no está de nuestros lado, el diálogo es la solución y las
elecciones libres, este sector que se dice opositor cayó en esa retorica,
mientras se sigue degenerando la sociedad venezolana.
Ambas partes manejan el control ciudadano a su favor,
mientras el ciudadano sigue con sus problemas en aumento; los políticos y
líderes actuales son muy hábiles en como neutralizar a un individuo y volverlo
inútil para obtener siempre la obediencia de él. La fórmula que utilizan para
anular una persona es quitándole todo tipo de esfuerzo; el de pensar, trabajar,
proponer y enfrentar sus problemas, esto por supuesto lo hará el líder por el
individuo, dejándolo siempre a la merced de sus ordenes.
El fin de estos líderes es el mismo, mantener su cuota
de poder y cohabitar con el “Enemigo” enemigos que negocian a espaldas del
ingenuo soberano. En este macabro juego de poder, siempre saldrá perjudicado el
que no se arriesga a cambiar y a desobedecer.
Veo a la sociedad venezolana viviendo su revolución
obligada y pisoteada por un socialismo que nunca fue efectivo, esto me lleva a
las páginas del libro UN PARAISO A LA DERIVA del cantautor argentino Facundo
Cabral donde cuenta lo siguiente: “Eran los años de la mal llamada Revolución Libertadora;
desde entonces somos enemigos, desde entonces les debo mis peores horas, la
pérdida de los amigos más brillantes, el odio que me atrasa tanto como usted
atraso a la verdadera revolución. De todas maneras, no consiguió empañar la fiesta del Mundo que me regalé,
los privilegios de la Libertad a la que
comencé a amar furiosamente el día que salí del maldito cuartel, los campesinos,
los obreros y los científicos que conocí para saber quiénes son los que conforman un
país. También tuve un acto heroico que usted jamás tendrá, vencerme a mí
mismo, que es la mayor de las victorias,
el dato más grande de amor a los hermanos.
Su terrible poder, teniente coronel, ha hecho terrible
a su derrota; estoy contento por no haber permitido que su violencia se
impusiera a mi pensamiento.
Usted perdió porque no tenía por qué pelear, porque
hizo la guerra por la guerra, que, sin un motivo superior, sin la grandeza de
una causa, es tan nada como el nadie que es usted ahora.
He sido heroico solo para no parecerme a usted, pero
dudo del heroísmo, salvo que sirva a un motivo noble; prefiero a la Naturaleza,
que es el gran maestro y, a la inteligencia que me acerca al arte, inevitable
para vivir, porque somos creadores, porque estamos hechos a semejanza del
Creador, salvo excepciones como usted, que,
al no poder crear, necesita dirigir (El poder es la manera de masturbarse de
mediocre)”
Estas letras no están muy alegadas a la penosa
realidad que sufren los venezolanos.
“Sólo es esclavo el que lo permite y quiere”.
Luís Córdoba Reyes
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